Para escuchar el llamado de Dios, debemos escuchar la voz del corazón, silenciar nuestro propio ser y tener una mirada atenta sobre la realidad en la que vivimos. Diariamente podemos hacer la experiencia de la voz de Dios en nuestras vidas.
La formación es un proceso dinámico y progresivo de mutuo aprendizaje, respetuoso de la libertad personal y de la elección personal, vistas dentro del contexto de la comunidad.
El camino para responder al llamado de Dios como Apóstol del Sagrado Corazón de Jesús es gradual. Las Apóstoles tienen el compromiso de acompañar a las jóvenes que se sienten llamadas a esta vocación. Las candidatas son ayudadas a crecer en el auto conocimiento y en el amor al carisma de las Apóstoles; a desarrollar la dimensión humana, espiritual, intelectual y apostólica de la vocación; y a vivir su total consagración a Dios,participando generosamente de la misión de las Apóstoles en la Iglesia.